- Deberíamos ayudarlo -dijo Código de Barras no muy convencido.
- Mejor no, que se joda -respondió sabiamente Nano (se mete el dedo en el ano).
- Realmente tu intelecto y conocimiento crecen día a día -afirmó el ratón.
Asentados en un desfiladero del Pico del Pato, descubrieron un centenar de ñica-ñicianos vestidos con trajes regionales que entregaban a Franco a la oscuridad de una cavernosa caverna…
Tras cantar las tres primeras canciones de 4º recopilatorio de grandes éxitos de Abba, los ñica-ñicianos huyeron despavoridos sin motivo alguno, cayendo por la ladera de la montaña, despeñándose de este modo en una muerte dolorosa y horrible.
Ya era tarde, el General Patón había salido de su caverna y ahora estaba furioso y estreñido… Era tal y como contaban los mitos: un pato aterrador, tan grande como un cochecito de juguete agrandado con un rayo espacial que agranda cosas, tenía pico, dos ojos y dos patas y además podía expulsar mostaza por la boca…
- ¡Código de Barras, usa tu magia! -Dijo Nano (tiene en la cara un grano).
- ¡No puedo! -Respondió.- ¡Los patos son inmunes a la magia… y además yo no tengo!
El General Patón, enfurecido, lanzó un chorro de mostaza a nuestros héroes pero lo contrarrestaron con tiza blanca y no sufrieron herida alguna.
Agarraron a Franco y se fueron de allí huyendo valientemente…, lo que dejó al General Patón gravemente cabreado. La bestia alzó el vuelo y se comió cinco helicópteros, dos canguros voladores y treinta y siete cangrejos.
- ¡Se va a cargar Móstoles! -Dijo Franco.
- ¿Que nos van a regalar un mp3? -Preguntó Nano (de pelo gris y cano).
- A tu madre se la ha comido un rinoceronte -aclaró Código de Barras.
- ¡¡Oh, no!! ¡¡Debemos detenerlo!!